Firmas taiwanesas de semiconductores aceleran su traslado de China a Japón

Japón está viviendo un renacimiento en la industria de los semiconductores, similar a su apogeo en la década de 1980, cuando controlaba casi el 50% de la producción mundial de chips. Actualmente, ese porcentaje ha disminuido al 10%, pero el país busca revertir esta tendencia, en parte gracias a las sanciones de EE.UU. a China. Las empresas taiwanesas de semiconductores están mudándose rápidamente de China a Japón, aprovechando este cambio de escenario.

El mercado chino se está volviendo más insular, ya que las empresas locales aceleran la construcción de instalaciones de fabricación de chips y las multinacionales extranjeras se retiran. Este cambio se debe a varios factores, como las restricciones comerciales impuestas por EE.UU. y el apoyo gubernamental japonés a la industria de semiconductores. Además, Japón ofrece una base sólida para estas empresas, gracias a sus lazos con Taiwán y al atractivo de su ecosistema tecnológico.

TSMC, el fabricante líder de semiconductores, abrirá una segunda planta de fabricación en Japón, y otras empresas taiwanesas seguirán su ejemplo. Este fenómeno ha sido llamado “El desacoplamiento” por parte de expertos en la industria.

A pesar de las tensiones actuales entre Japón y Corea del Sur en cuanto a suministros y comercio, ambos países siguen compitiendo lejos el uno del otro en términos de inversiones y tamaño de mercado. Japón, sin embargo, cuenta con una mayor diversidad de empresas e infraestructura en general, gracias al apoyo de Taiwán.

Empresas como Alchip afirman que el mercado japonés está experimentando un auge similar al de décadas anteriores, y que hay una fuerte colaboración entre Japón y Taiwán. Otras compañías, como Materials Analysis Technology, ya están trabajando en instalaciones recién abiertas en Japón.

Con todo, la estrategia de Japón de apoyar a las empresas de semiconductores extranjeras que se instalan en su territorio es prometedora, ya que esto impulsará el crecimiento de una industria nacional sólida y competitiva en el mercado global. En pocos años, Japón podría convertirse nuevamente en una potencia en el ámbito de los semiconductores, algo que a los EE.UU. le complace ver, al menos por ahora.